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Mostrando entradas de mayo, 2018

Bocados de Ánimo: “Creer”

Bocados de Ánimo: "Creer" Había una pareja que se declaraba no creyente en Dios, que tenían una hija y por tanto, nunca le había dicho nada a su hija sobre Dios. Una noche, cuando la niña tenía 5 años, sus padres pelearon, como de costumbre… Pero esa noche, llegaron al grado tal de violencia que él… le disparo a su esposa, y luego se suicidó. La niña fue llevada a un hogar adoptivo. Su madre adoptiva era muy religiosa y decidió llevarla a la Iglesia. El primer día de catecismo, la madre le dijo a la maestra que la nena nunca había escuchado hablar de Jesús, pidiéndole que tuviera paciencia con ella, el tiempo que fuera necesario. La catequista mostró una imagen de Jesús y preguntó a los niños: ¿Alguien sabe quien es Él? La niña, levantó inmediatamente su mano, diciendo: ¡Yo sé! La catequista, valorando la iniciativa de la pobre niña, pero con temor por la respuesta equivocada, al recordar el comentario de la madre adoptiva, la invitó a responder. Es así que la niña con un

Bocados de Ánimo: “Deja secar la ira"

Bocados de Ánimo: "Deja secar la ira" Mariana, una simple niña, se puso muy feliz por haber ganado de regalo un juego de té de color azul. Al día siguiente, Julia, su amiga, vino bien temprano a invitarla a jugar. Mariana no podía pues, debía salir aquella mañana con su madre. Julia entonces pidió a Mariana que le prestara su juego de té para que ella pudiera jugar sola en el jardín del edificio en que vivían. Ella no quería prestar su flamante regalo pero ante la insistencia de la amiga decidió prestárselo, enfatizando y recomendando a Julia el cuidado de aquel juguete tan especial. Al volver del paseo, Mariana se quedó pasmada al ver su juego de té tirado en el suelo con faltante de tazas y la bandeja rota. Llorando y muy molesta, Mariana se desahogó con su mamá: -"¿ves mamá lo que hizo Julia conmigo? Le presté mi juego y ella lo descuidó todo y lo dejó roto y tirado en el suelo". Totalmente descontrolada Mariana quería ir a la casa de Julia a pedir explicacio

Bocados de Ánimo: “Anciano niño”

Bocados de Ánimo: "Anciano niño"  Querido hijo: Pensé que la vida era injusta, pero ahora que me voy poniendo viejo, reconozco que aprendí a ser hijo, cuando fui tu padre, y comprendí a papá, tu abuelo; después cuando me hiciste abuelo, aprendí a ser padre, y te comprendí a ti, hijo ¿recuerdas cómo te enojabas conmigo por concederle a mi nieto lo que no te permití a vos, cuando eras niño? Siento que mi cuerpo se va poniendo viejo y mi memoria me comienza a fallar, es por eso que, antes de que sea tarde, quise escribirte: El día que me veas mayor y ya no sea yo, ten paciencia e intenta entenderme, me he vuelto niño y deberás intentar verme no como tu padre, sino como si fuera tu hijo. Cuando, comiendo, me ensucie; cuando no pueda vestirme: ten paciencia. Recuerda las horas que pasé enseñándotelo, cuando eras niño. Lo hice en su momento para que hoy lo hicieras conmigo. Si cuando hable contigo, repito las mismas cosas, mil veces, no me interrumpas y escúchame. Cuando eras p

Bocados de Ánimo: “Las cicatrices”

Bocados de Ánimo: "Las cicatrices"    En un día caluroso de verano en el sur de Florida, un niño decidió ir a nadar en la laguna detrás de su casa. Salio corriendo por la puerta trasera, se tiró en el agua y nadaba feliz. Su mamá desde la casa lo miraba por la ventana, y vio con horror lo que sucedía. Enseguida corrió hacia su hijo gritándole lo más fuerte que podía. Oyéndole el niño se alarmó y miró nadando hacia su mamá. Pero fue demasiado tarde. Desde el muelle la mamá agarró al niño por sus brazos. Justo cuando el caimán le agarraba sus piernitas. La mujer tiraba determinada, con toda la fuerza de su corazón. El cocodrilo era más fuerte, pero la mamá era mucho más apasionada y su amor no la abandonaba. Un señor que escuchó los gritos se apresuró hacia el lugar con una pistola y mató al cocodrilo. El niño sobrevivió y, aunque sus piernas sufrieron bastante, aún pudo llegar a caminar. Cuando salió del trauma, un periodista le preguntó al niño si le quería enseñar las ci

Bocados de Ánimo: “Las cicatrices”

Bocados de Ánimo: "Una carrera" ¡Era una vez una carrera de ranitas! El objetivo era alcanzar lo alto de una gran torre. Había en el lugar una gran multitud de espectadores. Algunos para observarlas y otros para alentarlas. Comenzó la competencia. Pero como los espectadores no creían que las ranitas pudieran alcanzar lo alto de aquella torre, lo que más se oía comentar era: "¡Que pena! Esas ranitas no lo van a lograr… no van a poder…" Poco a poco, las ranitas comenzaron a desistir. Pero había una que persistía y continuaba la empinada subida en busca del logro. La multitud continuaba murmurando: "¡Que pena!, las ranitas no lo van a conseguir… ¡no van a poder!…" Y las ranitas iban exactamente desistiendo, una por una… …menos aquella ranita que continuaba perseverando… cada vez más segura. Al final de la competencia, todas desistieron, menos ella, que alcanzó la meta. La curiosidad se apoderó de todos. Querían saber lo que había ocurrido, pues se pregunt