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Mostrando entradas de diciembre, 2015

Bocados de Misericordia: “Carta para Enrique”

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Bocados de Misericordia: "Carta para Enrique" Enrique miró en su buzón del correo, pero solo había una carta. La tomó y la miró con detenimiento antes de abrirla, no había sello postal del correo, solamente su nombre y dirección. La abrió con incertidumbre y leyó: "Querido Enrique: Me encontraré con vos, hoy en la tarde, simplemente pasaré a visitarte. Con amor, Jesús." Sus manos temblaban cuando puso la carta sobre la mesa. "¿Porque querrá venir a visitarme el Señor? No soy nadie en especial, no tengo nada que ofrecerle…" Pensando en eso, Enrique recordó el vacío reinante en su alma, reflejados en los estantes de su cocina. ¡Ay no! ¡No tengo nada para ofrecerle! ¡Tendré que ir a comprar algo! "Bueno, comprare algo de pan y alguna otra cosa que consiga". Se echó un abrigo encima y se apresuro a salir. Con el dinero que tenía, alcanzó a comprar un cuarto de pan francés, un poco de fiambre y un cartón de leche… quedándole a Enrique solamente unos p

Bocados de Misericordia: “Navidad es Jesús”

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Bocados de Misericordia: "Navidad es Jesús" "ES NECESARIO QUE JESÚS CREZCA Y YO DISMINUYA" (Papa Noel) "Vino a su propia casa, y los suyos no lo recibieron."   (Jn. 1,11)  Se acaba de dar a conocer la siguiente historia: "Un día el ángel caído y príncipe de este mundo se dio cuenta que se repetía la historia de aquel niño Moisés, instrumento de Dios a quien no logró aniquilar por medio del decreto del Faraón que ordenaba sacrificar a todos los niños menores de 1 año, pues éste pequeño se salvó en una simple canasta suelta en las aguas del Nílo  (Ex. 1,22- 2,1-9). Ahora sucedía lo mismo con el Niño más temido y volvía a fracasar, esta vez por el decreto del Rey Herodes de matar a todos los niños menores al año, al descubrir que los reyes Magos no volvieron a contarle dónde lo habían encontrado, como prometieron  (Mt. 2,16). Por la amenaza que representaba que el Hijo de Dios naciera y pudiese frustrar sus perversos planes de quitarle su reinado, decidi

Bocados de Misericordia: “Grabado en piedra”

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Bocados de Misericordia: "Grabado en piedra" Cuenta la historia, que dos amigos iban caminando por el desierto. En algún punto del viaje comenzaron a discutir, y un amigo le dio una bofetada al otro. Lastimado, pero sin decir nada, escribió en la arena: MI MEJOR AMIGO ME DIO HOY UNA BOFETADA. Siguieron caminando hasta que encontraron un oasis, donde decidieron bañarse. El amigo que había sido abofeteado comenzó a ahogarse, pero su amigo lo salvó. Después de recuperarse, escribió en una piedra: MI MEJOR AMIGO HOY SALVÓ MI VIDA. El amigo que había abofeteado y salvado a su mejor amigo preguntó: Cuando te lastimé escribiste en la arena y ahora lo haces en una piedra. ¿Por qué? El otro le respondió: cuando alguien nos lastima debemos escribirlo en la arena donde los vientos del perdón puedan borrarlo. Pero cuando alguien hace algo bueno por nosotros, debemos grabarlo en piedra, donde ningún viento pueda borrarlo. Piedra libre a: Aprende a escribir tus heridas en la arena y grabar

Bocados de Misericordia: "Amor en latita de leche"

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Bocados de Misericordia: "Amor en latita de leche"  Dos hermanitos en pobres ropas, provenientes de la periferia de la gran ciudad, uno de cinco años y el otro de diez, iban pidiendo un poco de comida por las calle del centro. Estaban hambrientos: "vayan a la escuela y no molesten", alguien les decía; "aquí no hay nada pordioseros…", decía algún puestero. Las múltiples tentativas frustradas, entristecían a los niños. Por fin, una señora muy atenta les dijo: "Voy a ver si tengo algo para ustedes… ¡Pobrecitos!" Y volvió con una latita de leche. ¡Que fiesta! Ambos se sentaron en la vereda. El más pequeño le dijo al de diez años: - Tú eres el mayor, toma primero… y lo miraba con sus dientes blancos, con la boca medio abierta, relamiéndose. Yo contemplaba la escena como tonto… ¡Si vieran al mayor mirando de reojo al pequeñito…! Se lleva la lata a la boca y, haciendo de cuenta que bebía, apretaba los labios fuertemente para que no le entre ni una sola

Bocados de Misericordia: “Ella me espera”

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Bocados de Misericordia: "Ella me espera"  Una mañana agitada, eran las 8:30hs. cuando un anciano de unos 80 años, llegó al hospital para que le sacaran los puntos de su pulgar. Dijo que estaba apurado y que tenía una cita a las 9:00 AM. Comprobé sus señales vitales y le pedí que tomara asiento, sabiendo que quizás pasaría más de una hora antes de que alguien pudiera atenderlo. Lo vi mirando su reloj y decidí, que ya que no estaba ocupado con otro paciente, podría examinar su herida. Durante el examen, comprobé que estaba curado, entonces busque algunos elementos para quitarle las suturas y curar su herida. Mientras le realizaba las curaciones, le pregunté si tenía una cita con otro médico esa mañana, ya que lo veía tan apurado. El señor me dijo que no, que necesitaba ir al geriátrico para desayunar con su esposa. Le pregunté sobre la salud de ella. El me respondió que ella hacía tiempo que estaba allí ya que padecía de Alzheimer. Le pregunté si ella se enfadaría si llegaba u