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Mostrando entradas de octubre, 2016

Bocados de Misericordia: “Las cicatrices”

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Bocados de Misericordia: "Las cicatrices" (Meditación – 10º semana) En un día caluroso de verano en el sur de Florida, un niño decidió ir a nadar en la laguna detrás de su casa. Salio corriendo por la puerta trasera, se tiró en el agua y nadaba feliz. Su mamá desde la casa lo miraba por la ventana, y vio con horror lo que sucedía. Enseguida corrió hacia su hijo gritándole lo más fuerte que podía. Oyéndole el niño se alarmó y miró nadando hacia su mamá. Pero fue demasiado tarde. Desde el muelle la mamá agarró al niño por sus brazos. Justo cuando el caimán le agarraba sus piernitas. La mujer tiraba determinada, con toda la fuerza de su corazón. El cocodrilo era más fuerte, pero la mamá era mucho más apasionada y su amor no la abandonaba. Un señor que escuchó los gritos se apresuró hacia el lugar con una pistola y mató al cocodrilo. El niño sobrevivió y, aunque sus piernas sufrieron bastante, aún pudo llegar a caminar. Cuando salió del trauma, un periodista le preguntó al niño s

Bocados de Misericordia: “Carrera de ranas”

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ocados de Misericordia: "Una carrera" (Meditación – 9º semana) ¡Era una vez una carrera de ranitas! El objetivo era alcanzar lo alto de una gran torre. Había en el lugar una gran multitud de espectadores. Algunos para observarlas y otros para alentarlas. Comenzó la competencia. Pero como los espectadores no creían que las ranitas pudieran alcanzar lo alto de aquella torre, lo que más se oía comentar era: "¡Que pena! Esas ranitas no lo van a lograr… no van a poder…" Poco a poco, las ranitas comenzaron a desistir. Pero había una que persistía y continuaba la empinada subida en busca del logro. La multitud continuaba murmurando: "¡Que pena!, las ranitas no lo van a conseguir… ¡no van a poder!…" Y las ranitas iban exactamente desistiendo, una por una… …menos aquella ranita que continuaba perseverando… cada vez más segura. Al final de la competencia, todas desistieron, menos ella, que alcanzó la meta. La curiosidad se apoderó de todos. Querían saber lo que habí

Bocados de Misericordia: "Corta tu rama"

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Bocados de Misericordia: "Corta tu rama" Cuenta la leyenda que el rey de una lejana comarca un buen día recibió en obsequio dos pequeños halcones y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenase. Al cabo de algunos meses, el rey pidió un informe al maestro cetrero acerca del entrenamiento de las valiosas aves. El maestro le informó que uno de los halcones respondía perfectamente al entrenamiento, pero que el otro no se había movido de la rama donde lo dejó desde el día de su llegada. El rey mandó llamar a curanderos y sanadores para que curaran al halcón, pero nadie pudo hacer volar al ave. Entonces decidió encargar directamente la misión a los miembros de la corte, pero nada sucedió…. En un acto de desesperación, el rey decidió comunicar a su pueblo que  ofrecería una jugosa recompensa a la persona que hiciera volar al halcón. A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente frente a las ventanas de su palacio. El rey le dijo a su corte, ¡Tráiganme al autor

Bocados de Misericordia: “Carreta Vacía”

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Bocados de Misericordia: "Carreta Vacía" Caminaba con mi padre, cuando él, de repente se detuvo en una curva y después de un instante de silencio me preguntó: -Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más? Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí: -Estoy escuchando el ruido de una carreta… -Eso es, dijo mi padre. Es una carreta vacía. Entonces le pregunté a mi padre: ¿Cómo sabes que es una carreta vacía si aún no la ves? A lo que mi padre respondió: -Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, porque causa mucho ruido.     ¡Cuánto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace! Luego de lo cual mi padre aprovechando mi sorpresa agregó: -Cuando veas a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna, presumiendo de lo que tiene, siendo prepotente y humillando a la gente, recuerda: "cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace". Piedra libre a: La humildad consiste en callar nu