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Mostrando entradas de febrero, 2016

Bocados de Misericordia: “La mentira descubierta”

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Bocados de Misericordia: "La mentira descubierta"   El  Dr. Arun Gandhi, nieto de Mahatma Gandhi y fundador del instituto Gandhi para la  Vida Sin Violencia, comparte la siguiente historia como un ejemplo de la vida sin violencia de sus padres: "Yo tenía 16 años y estaba viviendo con mis padres en el instituto que mi abuelo había fundado en las afueras, a 29 Km. de la ciudad de Durban, en Sudáfrica, en medio de plantaciones de azúcar. Estábamos bien al interior del país y no teníamos vecinos, así que a mis dos hermanas y a mí, siempre nos entusiasmaba el poder ir a la ciudad a visitar amigos o ir al cine. Un día mi padre me pidió que le llevara a la ciudad para asistir una conferencia que duraba el día entero y yo aproveché esa oportunidad. Como iba a la ciudad mi madre me dio una lista de cosas del supermercado que necesitaba y como iba a pasar todo el día en la ciudad, mi padre me pidió que me hiciera cargo de algunas cosas pendientes, como llevar el auto al taller. Cu

Bocados de Misericordia: “Canasta de Manzanas”

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Bocados de Misericordia: "Canasta de Manzanas"  Un grupo de vendedores fueron a una Convención de Ventas. Todos habían prometido a sus esposas que llegarían a tiempo para cenar el domingo por la noche. Sin embargo, la convención terminó un poco tarde, y llegaron retrasados a la Terminal. Entraron todos con sus boletos y bolsos, corriendo por los pasillos de la estación.  De repente, y sin quererlo, uno de ellos tropezó con una mesa de un puesto que tenía una canasta de manzanas. Las manzanas salieron volando por todas partes. Sin detenerse, ni voltear para atrás, los hombres siguieron corriendo, y apenas alcanzaron a subirse al micro. Todos menos uno. Él se había detenido, respiró hondo, y experimentó un sentimiento de compasión por la dueña del puesto de manzanas. Le dijo a sus amigos que siguieran sin él y le pidió a uno de ellos que al llegar llamara a su esposa y le explicara que iba a llegar en el próximo ómnibus. Luego regresó al puesto de las frutas y se encontró con t

Bocados de Misericordia: “Luciérnaga”

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Bocados de Misericordia: "Luciernagas"  Cuenta la leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga. Ésta huía rápido con miedo a la feroz predadora y la serpiente al mismo tiempo no desistía. Huyó un día y ella la seguía, dos días y la seguía… Al tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga paró y le dijo a la serpiente: - ¿Puedo hacerte tres preguntas? - No acostumbro dar este beneficio a nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar, contestó la serpiente. - ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? -preguntó la luciérnaga -  ¡No!, contestó la serpiente. - ¿Yo te hice algún mal? -dijo la luciérnaga - ¡No!, volvió a responder la serpiente. - Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo? - ¡Porque no soporto verte brillar! Piedra libre a:   Muchos de nosotros nos hemos visto envueltos en situaciones donde nos preguntamos: ¿Por qué me pasa esto si yo no he hecho nada malo, ni daño a nadie? Sencillo es de responder: ¡Porque no soportan verte brillar! Cuando esto

Bocados de Misericordia: “El fuego y la amistad”

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Bocados de Misericordia: "El fuego y la amistad" Un  hombre, que regularmente asistía a las reuniones de amigos, sin ningún aviso dejó de participar en sus actividades. Después de algunas semanas, un amigo de aquel grupo decidió visitarlo. Era  una noche muy fría. El amigo lo encontró en la casa, solo, sentado delante de la chimenea, donde ardía un fuego brillante y acogedor. Adivinando la razón de la visita de su amigo, le dio la bienvenida, lo condujo a una silla grande cerca de la chimenea y se quedó quieto, esperando. Se hizo un profundo silencio. Los dos hombres sólo contemplaban la danza de las llamas en torno a los troncos de leña que ardían. Al cabo de algunos minutos, el visitante examinó las brasas que se formaron y cuidadosamente seleccionó una de ellas, la más incandescente de todas, empujándola hacia un costado. Volvió entonces a sentarse, permaneciendo silencioso e inmóvil. El anfitrión prestaba atención a todo, quieto y en sin hablar. Al poco rato, la llama de