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Mostrando entradas de noviembre, 2015

“La forma de decir las cosas”

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Bocados de Misericordia: "La forma de decir las cosas" Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar un adivino para que interpretase su sueño. Éste, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo: - ¡Qué desgracia, Mi Señor! – exclamó el adivino – Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de su Majestad. - ¡Qué insolencia! – gritó el Sultán enfurecido – ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!, pero antes recibirás cien latigazos. Llamó a su guardia y ordenó que le castigaran. No conforme con la interpretación del adivino, más tarde ordenó que le trajesen un mendigo sabio y le contó lo que había soñado. Éste, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo: -¡Excelso Señor! Gran felicidad le ha sido reservada. ¡El sueño significa que sobrevivirá a todos sus parientes! Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. Cuando el sabio salía del pal

Bocado de Misericordia: “Dormir cuando el viento sopla”

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Bocados de Misericordia: "Dormir cuando el viento sopla" Hace algunos años un hacendado poseía tierras a lo largo de la Patagonia. Constantemente anunciaba estar precisando empleados. La mayoría de las personas estaban poco dispuestas a trabajar en campos a lo largo del Atlántico. Temían las horribles tempestades que barrían aquella región, haciendo estragos en las construcciones y las plantaciones. Buscando nuevos empleados, el recibió muchos rechazos. Finalmente, un hombre bajo y delgado, de edad media se aproximó al hacendado. - ¿Usted es un buen labrador?  Le preguntó el hacendado. - Bueno, yo puedo dormir cuando el viento sopla, le respondió el pequeño hombre. Bastante confuso con la respuesta, el hacendado, desesperado por ayuda, lo empleó. Este pequeño hombre trabajó bien en todo el campo, manteniéndose ocupado desde el amanecer hasta el anochecer. El hacendado estaba satisfecho con el trabajo del hombre. Pero entonces, una noche, el viento sopló ruidosamente. El hacen

Bocado de Misericordia: “Amistad salvadora”

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Bocados de Misericordia: "Amistad salvadora" Un día, cuando era estudiante de secundaria, vi a un compañero de mi clase caminando de regreso a su casa. Se llamaba Luís. Iba cargando todos sus libros y pensé: "¿Por que se estará llevando a su casa todos los libros el viernes? Debe ser muy estudioso, un "traga". Yo ya tenía planes para todo el fin de semana. Fiestas y un partido de fútbol con mis amigos el sábado por la tarde, así que me encogí de hombros y seguí mi camino. Mientras avanzaba, vi a un montón de chicos corriendo hacia él. Cuando lo alcanzaron le tiraron todos sus libros y le hicieron una zancadilla que lo tiró al suelo. Vi que sus anteojos volaron y cayeron al suelo como a tres metros de él. Levantó la mirada y pude ver una tremenda tristeza en sus ojos. Mi corazón se compadeció, así que corrí hacia él, mientras gateaba buscando sus anteojos. Vi lágrimas en sus ojos. Le acerqué a sus manos sus anteojos y le dije, "esos chicos son unos tarados,

Bocado de Misericordia: "Las Estrellas de Mar"

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Bocados de Misericordia: "Las estrellas de mar"  Cierto día, mientras caminaba por la playa reparé, a lo lejos, en un hombre que se agachaba a cada momento, recogía algo de la playa y lo lanzaba al mar. Hacía lo mismo una y otra vez. Tan pronto cuando fui aproximándome me di cuenta de que lo que el hombre levantaba, eran estrellas de mar que las olas depositaban en la arena, y una a una las arrojaba de nuevo al mar. Intrigado, lo interrogué sobre lo que estaba haciendo, a lo cual me respondió: "Estoy devolviendo estas estrellas marinas nuevamente al océano", y agregó: "Como ve, la marea es baja y estas estrellas han quedado en la orilla; si no las arrojo al mar morirán aquí por falta de oxígeno" "Entiendo", le dije, "pero debe haber miles de estrellas de mar sobre la playa. No puedes lanzarlas a todas. Son demasiadas. Quizás no se dé cuenta de que esto suceda probablemente en cientos de playas a lo largo de la costa, ¿No estás haciendo algo