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Mostrando entradas de julio, 2016

Bocados de Misericordia: “La Perla”

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Bocados de Misericordia: "La Perla"  Terminé de leer en estos días una novela que trataba sobre una persona que abandonó todo y se dirigió a Sudáfrica para buscar diamantes y perlas. Me resultó muy atrapante. Cuándo la leía me acordé de esta parábola de Jesús: "Aquí tienen otra comparación con el Reino de los Cielos: un comerciante que busca perlas finas. Cuando encuentra una perla de gran valor, se va, vende cuanto tiene y la compra." (Mateo 13,45-46). Al buscar en mi Biblia este relato, reconocí que el Reino de Dios es la perla preciosa y yo soy el buscador de la novela. De repente me encontré regateando con Jesús el precio del Reino: - ¿Cuánto cuesta esta perla? - ¡La verdad es que es muy costosa! - Insisto ¿Cuánto cuesta? - Es muy, muy cara - ¿Piensas que podría comprarla? - Por supuesto. Cualquiera puede comprarla. - Pero ¿No me acabas de decir que es muy cara? - Si. - Entonces, ¿Cuánto cuesta? - Todo lo que tengas. - Muy bien, estoy decidido ¡Te la compro! - D

Bocados de Misericordia: “Ser Invisible”

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Bocados de Misericordia: "Ser Invisible"  Hoy me encontré con una mujer, llamada Marta que me contó que se sentía como la suegra de Pedro, con un bajón, y que ya no tenía ganas de servir. Buscamos juntos la cita que dice: "Al salir Jesús de la sinagoga fue a casa de Simón Pedro. La suegra de Simón Pedro estaba con fiebre muy alta, y le rogaron por ella. Jesús se inclinó hacia ella, dio una orden a la fiebre y ésta desapareció. Ella se levantó al instante y se puso a atenderlos" (Lc. 4,38-39). Fue entonces que le conté esta historia: Todo comenzó a ocurrir gradualmente. Entre a la habitación de mis hijos y les dije: "Apaguen el televisor, por favor". Y nada ocurrió. Entonces dije más fuerte: "Apaguen el televisor ya, por favor"… Finalmente tuve que ir y apagar yo mismo la televisión. ¡Entonces comencé a entender! Mi marido y yo estuvimos en una fiesta durante varias horas y yo lista para irme, me acerque a él, que estaba conversando con un compañe

Bocados de Misericordia: “Papito”

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Bocados de Misericordia: "Papito"  Con voz tímida y ojos llenos de expectativa, el pequeño hijo recibió a su padre al volver éste del trabajo y le preguntó: - "Papito, ¿cuánto ganas por hora?" El padre con gesto severo le respondió: - "Oye, hijo esas cosas ni a tu madre se las digo y ya no me molestes que vengo muy cansado del trabajo". Pero el niño insistió: - "Pero papito, dime por favor cuánto ganas por hora". La reacción del padre fue menos severa y respondió: - "Gano solamente $20 por hora". El niño volvió a preguntar: - "Papito, ¿me puedes prestar $10?" El padre se enojó y con mucha brusquedad le dijo: - ¡Así que esa es la razón de saber cuánto gano por hora! "Vete, ya deberías  estar durmiendo y no molestándome, muchacho aprovechador" Un poco después, el padre ya sentado en su sillón preferido, reflexionó sobre lo acontecido, se sentía culpable y no podía ver su programa de televisión tranquilo. Pensó que quiz

Bocados de Misericordia: “Madre Amiga”

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Bocados de Misericordia: "Madre Amiga"  Dos amigos se encontraban tomando un café, y uno le comenta en tono de queja al otro:   – Mi mamá me llama mucho por teléfono a la oficina y sólo para pedirme que vaya a conversar con ella, siempre la misma quejosa, que se siente sola; la verdad yo voy poco y en ocasiones siento que me molesta su forma de ser. Ya sabes como son los viejos: Cuentan las mismas cosas una y otra vez y sin mencionar los achaques que estrena cada día; y bueno, como tú sabes nunca me faltan los compromisos: Que el trabajo, que los amigos, la terapia. En fin sabes como es, ¿No? El otro amigo se queda callado, y luego responde:   – Yo en cambio, converso mucho con mi mamá; cada vez que estoy triste, voy con ella; cuando me siento solo o cuando tengo un problema y necesito fortaleza, acudo a ella y ella me reconforta, me da ánimo, y siempre termino sintiéndome mejor.   – Caramba – se apenó el otro – Eres mejor hijo que yo.   – No lo creas, soy igual que tú, o al