Bocados para el alma: "Cuaresma Existencial".
Cuaresma Existencia (Meditación – 1º semana)
La Cuaresma es para muchos un simple tiempo litúrgico que se repite todos los años y para otros es un estado del alma que no respeta esos tiempos.
Para quienes hemos pasado por estos momentos, nos hemos sentido con emociones encontradas, como si fuéramos creyentes ateos. Es en estas circunstancias, que el Espíritu Santo nos invita a conocer a Dios. Es un tema tan importante, no como mera intelectualidad, pues supera el razonamiento y las emociones. Es una experiencia ya que Jesús, orando al Padre, dijo: “Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado” (Jn. 17,3).
Es justamente en la Cuaresma existencial, que nos damos cuenta que la vida Cristiana no es un mero conjunto de reglas que hay que cumplir, ni tampoco una serie de actividades en las que hay que participar. Ser cristiano involucra una experiencia personal con Dios que nos transforma, es una sucesión de encuentros significativos de su presencia en lo cotidiano de la vida.
Seguramente te estarás preguntando:
- ¿Cómo poder experimentar la presencia de Dios en momentos así?
Desde hace muchos años me aferré a tres sencillos consejos o pasos que un hombre de Dios me dio y que te comparto, pues creo que pueden ayudarte, en especial hoy:
1. Perseverante Cercanía: Preséntate siempre ante Dios: “Oh Señor, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.” (Sal. 5,3).
2. Acepta tu Vulnerabilidad: Ábrete ante Dios: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” (Apoc. 3,20). Antes también dijo Jesús: “Vengan a mi los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.” (Mt. 11,28). Dios espera que te presentes delante de Él tal cual eres, sin maquillaje ni fingimientos, pues Él mira el corazón y no la apariencia (1Sam. 16,7).
3. Confiada Comunicación: Clama siempre a Dios ” Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas nuevas y ocultas que tú no conoces.” (Jer. 33,3) Para experimentar a Dios es necesario que rompas el silencio y te comprometas en una conversación con tu Salvador. El salmista nos recuerda lo que sucede cuando decidimos callar: “Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día.” O como lo dice otra traducción: “Mientras no reconocí mi pecado, las fuerzas se me fueron acabando de tanto llorar” (Sal. 32,3). El silencio, como excusa o refugio contra el diálogo, deprime y angustia.
Hermano, hermana, recuerda que Dios está esperando tener un encuentro personal y verdadero contigo, sobre todo en estos momentos de cuaresma real. Que no pase el día de hoy sin que tengas al menos unos minutos de intimidad con Él.
Mientras más te acercas a la presencia de Dios, más en tiempos de sequedad emocional, te conocerás y le conocerás y te atreverás a abrir tu corazón para recibir su amor y la gracia que necesitas para cada día, pues se agotó tu autosuficiencia.
Como dijo el autor de la carta a los Hebreos: “Así que, cuando tengamos alguna necesidad, acerquémonos con confianza a la presencia de Dios. Él nos ayudará, porque es bueno y nos ama.” (4,16).
No hay mejor lugar para expresar nuestra necesidad y debilidad que delante de Dios. Ahí podemos recibir gracia para nuestra situación, como así también la misericordia y la aceptación de nuestro Padre amoroso.
Es justamente Él quien te está dando una nueva oportunidad, como lo dijo por medio de David en el pasaje: “Si hoy escuchan la voz de Dios, no sean tan tercos.” (Heb. 4,7).
Recuerda que así como la Fe y el Amor son un don, también son una decisión, que muchas veces se toma, cuando la presencia o ausencia de sentimientos parecen decirnos lo contrario: “Me buscarán y me encontrarán, porque me buscarán de todo corazón.” (Jer. 29,13).
“Cualquier semejanza con tu realidad, es pura Providencia”
Daniel Gassmann (dalugas@gmail.com)
Para meditar en comunidad o en la intimidad de tu corazón:
- Tanto en tu interior como en tus acciones cotideanas para con tu comunidad, ¿vos cómo vivís la Cuaresma?
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